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martes, 17 de agosto de 2010

Contando Tropiezos y Trapecios...

Contándote a ti

Una mirada sincera que ocultan unas gafas metálicas.
Dos ojos que te observan, dos manos que te recorren.
Tres trapecistas y un blog, tres hielos que dan vueltas en mi vaso.
Cuatro monedas de la suerte, cuatro personas que sonríen.
Cinco dedos en las manos, cinco letras en tu nombre.
Seis veces pensaré antes de decir cualquier cosa, seis dudas en mi cabeza.
Siete son los pecados que siempre quise cometer contigo, siete pecados faltaron por cometer.
Son las ocho en punto mientras escribo, ocho euros llevo encima.
Nueve sonrisas me permito por día en las nueve veces que pienso en ti.
Diez es la hora a la que empiezan los conciertos donde me pierdo cada noche.
Once versos que me recuerdan a ti.
Doce canciones son mis mandamientos.
Trece sitios a los que quiero ir.
Catorce noches para estar despierto.
Quince cartas sin remite en mi buzón.
Dieciséis razones tengo para ser feliz.
Diecisiete si te pudiera encontrar en Madrid.
Dieciocho quise cumplir antes de tiempo.
Con diecinueve volví a nacer.
Con veinte regresé a casa.
Con veintiuno caí en un pozo las veintiuna noches que no dormí cuando te fuiste.
Con veintidós me levanté.
Con veintitrés me acordé de pensarte aunque quizás ya era demasiado tarde.
Veinticuatro para darme cuenta de que me quiero poco.
Veinticinco líneas para acordarme de mí.
Veintiséis para decir: “viva el amor propio”.


Nunca me acordé de contar conmigo mismo. Quería saber lo que siente al quererme un poco, a fin de cuentas, soy la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida…

Publicado por Tropiezos y trapecios
Cuento de la irresponsabilidad

La bala dijo que no era su culpa: el fusil la había forzado. El fusil dijo que de ninguna manera podía ser culpa suya, pues había sido presionado por el soldado. El soldado decía estar coaccionado, ya que si no cumplía los mandatos del sargento acabaría de cabeza en un tribunal militar. El sargento debía acatar cuanto dictase el oficial, el oficial transmitía las órdenes del coronel y el coronel obedecía leal y ciegamente al general.

El general decía que él, evidentemente, no podía controlar todas y cada una de las balas que se disparaban en aquella guerra.

El muerto quiso chillar algo sobre dos hijos que pronto serían huérfanos, pero su débil voz pronto quedó silenciada por el bramido de las disculpas injustificadas.

Mientras todos discutían, una nueva bala salió silbando, pero sin disimulo alguno, de la recámara de un nuevo fusil.

Publicado por Tropiezos y trapecios

miércoles, 30 de junio de 2010

Pero a mí me gusta. Por JMiur de Vagabundia

Hace unos días, alguien me preguntó, ¿cómo hacer un blog? No supe qué contestar, no tengo la menor idea.

Cada dos por tres aparecen consejos sobre lo que se debe hacer y sobre lo que no se debe hacer, algunos son obvios, casi de sentido común, otros son discutibles, otros, absolutamente falsos.

Lo primero que yo haría no es pensar cómo hacerlo sino para qué. Desde ese punto de vista hay un par de cosas por las que NO debería hacerlo simplemente porque son inútiles: por dinero, fama o reconocimiento. Olvídenlo. Cualquier otra razón es válida. Al fin de cuentas, los blogs son un medio de comunicación y su único fin es la comunicación. Una comunicación abierta con nadie en particular, algo parecido a ponerse a hablar frente al espejo. Un monólogo conversado.

Si pretendemos iniciar un blog y queremos que haya una respuesta, nos equivocamos. Por ese motivo es que la mayoría no dura más de tres meses; se cansan de esperar. Se equivocaron. No tuvieron paciencia. Eventualmente, alguien contesta. Un blog es un acto de generosidad para con uno mismo, se da, sin esperar nada a cambio. Por puro placer.

Una vez que se empezó, hay demasiadas variables como para que alguien pueda hacer una lista de "claves", todo es demasiado personal, demasiado subjetivo. Personalmente, si veo un artículo que se titule "Cómo tener un blog exitoso", huyo despavorido, tan rápido como lo hago de los libros que me enseñan a ser feliz en 24 horas.

Por supuesto que hay ciertas reglas relativamente lógicas, pero son pocas:

► Mencionar las fuentes y referencias.
► Contestar las preguntas y los comentarios.
► Utilizar la publicidad en forma moderada.
► Corregir.

Lo básico es simple: escribir sin pensar en publicar, hacerlo sólo porque se me ocurre o porque algo me llama la atención o porque se me da la gana. La mejor forma de mantener un blog es no pensar en mantener el blog.

Dicen los que dicen que saben que debe postearse regularmente. Es más, dan cifras: al menos 5 posts por semana, o todos los días, o todos los días menos los fines de semana, pero no muchos, pero no muy largos ni demasiado cortos. "Mejor por la mañana, cuando más gente empieza a revisar sus subscripciones" ¿en qué parte del mundo"? La palabra clave es regularidad pero el tiempo lo dispone cada uno, como pueda.

Algunos van un poco más allá y pasan de los consejos a los sermones: "si no tienes nada nuevo que decir, mejor cállate", "atrévete a ser diferente", "se creativo", "desarrolla un concepto único", "escribe con pasión", "se personal", "usa tu sentido del humor". Sería más fácil ganarse la lotería. Todo es maravilloso pero imposible. En todo caso, podrá ser una meta pero no una restricción. Si alguien lo consigue hurra, sino, adelante, la única manera de perder en este juego es no jugar.

Eso si, sería deseable que no todo quede reducido al copipasteado, que siempre se agregara algo personal, aunque sea una tontería, un comentario, una oración.

"Diferénciate", dicen. "Si te fijas los blogs más populares tienen detalles en el aspecto de sus entradas que los diferencian del resto o lo caracterizan". Eso no es cierto, algunos de los blogs más leídos son gráficamente neutros y su contenido es "aburrido" y otros donde no entra nadie son espectaculares. Como en cualquier orden de la vida, no hay recetas.

En realidad, tendría que haber empezado al revés y decir lo que, a mi juicio, no debería hacerse en un blog:

► Rogar por enlaces (linkeame que te linkeo).
► Tener muchos enlaces rotos (uno que otro es inevitable).
► Abusar de la mala ortografía (una cosa es un error de tipeo y otra una burrada).
► Tener enlaces a sitios de dudoso contenido.
► Participar en conversaciones agresivas con los comentaristas.
► Hacerse propaganda a uno mismo.

¿Esto sirve para algo?, en absoluto, tampoco lo pretendía, es que, cuanto más consejos oigo, menos consejos escucho.

Por ahí, en uno de los tantos artículos sobre el tema, un visitante dejó el siguiente comentario:

"Mi blog no cumple ninguno de los puntos que señalas, pero a mí me gusta… ¿qué le vamos a hacer? …"

Yo me pongo de pie, me saco el sombrero y lo aplaudo.

JMiur